02/03/09
Ya acostumbrados a esa sensación extraña para nosotros, que se puede describir como estar como en casa y a la vez sentirse agasajado como en un hotel, desayunamos mientras nos enterábamos de cual iba a ser el recorrido del día, teniendo a Bocha y a Patricia como guías únicamente, ya que Irene y el Laucha debían estudiar y trabajar (Bocha se había pedido unos días de vacaciones exclusivamente para mostrarnos con orgullo su nuevo territorio).
Subimos al auto y nos dirigimos nuevamente para el lado de las montañitas con caminos sinuosos y árboles por doquier. Es impresionante ver cómo acá se aprovecha cada espacio útil para la agricultura, no se ve campo improductivo por ningún lado, y hasta en medio de las montañas se ven tierras aradas cuando hay un poco de planicie. También vimos muchísimos equipos de riego, aunque nos parecieron mucho más viejos que los que se ven en Argentina. Recorrimos unos cuantos kilómetros de caminos serpenteantes, teniendo el privilegio de ver, en un tramo que estaba en reparación, como un operario se echaba un meo a pocos metros de nuestra cara, sin el menor pudor. Es más, primero nos hizo señales para que nos detuviéramos, después se dio vuelta para hacer lo suyo, y finalmente tomo su walkie talkie para comprobar si podíamos seguir, y nos dio el visto bueno. Seguimos camino después de semejante demostración de protocolo, y llegamos a una pequeña ciudad balnearia llamada Tossa del Mar, de la cual uno nunca se imaginaría que está ubicada en la costa a menos que mirara el nombre, ya que se encuentra completamente rodeada por montañas. Aparcamos el auto (acá se dice así) y nos fuimos a recorrer un poco la ciudad y las playas, las cuales poseen piedritas en lugar de arena, cosa tiene algunos puntos positivos, cómo el hecho de no hacerte milanesa, pero al parecer no son muy cómodas cuando uno está descalzo (cosa que comprobé después). Otra particularidad de estas mediterráneas playas es la ausencia de olas, lo que permite que las gaviotas se posen tranquilamente cerca de la costa, dejándose llevar por la marea, casi invitándonos a que las caguemos a cascotazos. Decidimos que no teníamos ganas de dar semejante espectáculo, así que enfilamos para un castillo construido en un peñón muy alto que daba a la playa. Ascendimos lentamente mientras admirábamos la vista del mar desde las alturas, lo que permitía ver la diferente coloración del agua a medida que la profundidad aumentaba, gracias a que la ausencia de arena permitía que todo fuera transparente. Arriba vimos una antigua iglesia bastante destruida (que estaba en restauración quién sabe hace cuanto), y también pudimos envidiar a la gente que tenía casas ubicadas en las laderas de las montañas, con sus hermosas piletas con vista a los acantilados y al mar.
Bajamos e inmediatamente regresamos al auto para visitar otra ciudad balnearia, Playa D’aro, mucho más grande que la anterior, y también mucho más pija (no me acusen de mal hablado, acá así se le dice a las cosas chetas). Ni bien llegamos nos metimos en un restaurante que estaba por el centro, y volvimos a deleitarnos con la deliciosa comida catalana. Sé que vinimos alabando la comida de todos los países, pero acá la verdad es que se la pasan morfando, y de lo lindo, todo es riquísimo, y para nada caro. Probamos el carpacio de salmón, un bacalao marinado y unos mejillones a la provenzal (como primeros platos), y de segundo le dimos a unas rabas, paella y fideuá (que es como la paella pero en vez de tener arroz se hace con unos fideos tipo cabello de ángel, fritos y cortaditos, que se acompaña con alioli). Todo lo acompañamos con una sangría, y de postre comimos unos helados (que no le llegan ni a los talones a los tanos, eso sí). Lo más gracioso es que todo esto forma parte de un típico menú ejecutivo, pensado para gente que sale de laburar. No sé como carajo volverán éstos gallegos a sus trabajos después de semejantes panzadas, teniendo en cuenta que además tienen un intervalo anterior, a eso de las 9 o 10 de la mañana, en el cual se comen “el bocadillo”, que consiste en un sándwich de tortilla acompañado por cerveza, o algo por el estilo. Más que satisfechos nos fuimos para la playa, en donde no pude con mi genio y me saqué las zapatillas para al menos mojarme los pies en el agua del mediterráneo. Los gallegos me habrán catalogado de cabeza, pero por suerte no me importó mucho, así que tomamos algunas fotos de la escena y nos fuimos a recorrer un poco más los hermosos paisajes, poblados de rocosos acantilados que terminan en playas de aguas color turquesa.
Salimos de allí para recorrer otras playas, pasando por S’agaró y San Feliú, en donde nos detuvimos en el puerto, en donde había infinidad de yatecitos y veleros anclados, los cuales, según nos contaron bocha y patricia, en verano pueblan la costa como las aguasvivas de monte hermoso. Después de saciarnos de tantas hermosas vistas, conjugando playa y montaña de una forma tan perfecta, creo que podemos comprender un poco más por qué Serrat pide tanto que lo entierren en éstas tierras. Volvimos más que satisfechos para el centro de Girona, no sin antes pasar por el Mercadona, un supermercat de la zona, en el cual pudimos chusmear los productos típicos que allí se consumen. Es impresionante como algo que es tan odioso en Buenos Aires se transforma en un paseo cuando uno está de vacaciones. Al salir notamos que estaba lloviendo bastante, así que aplazamos la visita a la parte vieja de la ciudad para el día siguiente, y regresamos al depto en busca de calor y de unos mates reparadores.
Para la cena disfrutamos de una deliciosa tortilla de papas y ajos tiernos (parecidos a la cebolla de verdeo), y unos escalopes de cerdo muy suculentos. Después de una breve sobremesa llegó el Laucha, justo a tiempo para intentar mi venganza por la derrota del día anterior, pero lamentablemente el Milán volvió a sucumbir amargamente ante la superioridad de un Manchester muy efectivo, cayendo por penales en una ocasión, y luego en un humillante 7 a 3, el cual en un momento era 3 a 1 a favor de los rossoneros. Si alguien pide mi opinión, para mí hay algún truco o botón especial que está haciendo que los del Milan vayan para atrás, porque ese tipo de resultado es inadmisible en la Argentina. Seguramente es una falla del juego, mañana espero poder resarcirme, y si no puedo, será bien claro que se trata de algún tipo de trampa… Bueno, ya es hora de dormir porque tempranito tenemos que tomar el tren que nos llevará a conocer la ciudad del equipo de Messi.
Saludos, besos y abraxos para todos.
Marí i Joan Pau.
Pd: la verdad es que pensábamos encontrarnos con 4 idiomas en el viaje, pero la presencia del catalán nos tomó por sorpresa, y complicó aún más el retardo de idioma que venimos teniendo, por el cual a los ingleses les decíamos gracias y perdón, a los franceses thanks y sorry, a los tanos mercí y pagdón, y acá les decimos gratzie y scusa. Vamos a tener que utilizar palabras como adeu, sortida, etc en Madrid, donde pensábamos comunicarnos con facilidad. Qué se le va a hacer…
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