Esta página nace para complacer los deseos de mis incontables y susceptibles seguidores, quienes no podrían vivir sin sus indispensables relatos, apoyados en décadas de estudio y maestría en diversas disciplinas (bah, todas en realidad). Ellos saben que nadie como yo puede contarles, y explicarles (en un léxico a la altura de su comprensión, para lo cual tengo que rebajarme bastante) (y hasta cometo adrede algunos errores de ortografía, para que no se vean tan inferiores), cómo son las cosas en las lejanas comarcas que tengo en suerte visitar. De mas está aclarar que confían ciegamente en todo lo que les transmito, y obviamente nunca se les ocurre intentar verificarlo por la whiskypedia, opiniones de terceros, y mucho menos apelando a su decadente experiencia personal...

junio 18, 2011

London 3

15/02/09

Nos despertamos a eso de las 6:30 am y desayunamos en la habitación con lo que habíamos comprado en el super la noche anterior, ya que a las 7:55 nos pasaba a buscar el micro que nos llevaría de excursión al Castillo de Windsor, a Stonehenge, y también a Oxford.

El micro llegó puntualmente y partió para el primer destino, el castillo habitado más antiguo del mundo, residencia oficial de la reina Elizabeth. El guía era muy simpático, con el estilo inglés característico (tanto que al principio pensamos que estaba borracho), se acordaba nuestros nombres y nacionalidades, y además de tenerla muy clara con las explicaciones, se la pasaba metiendo chistes entre tema y tema, lo que hacía todo mucho más ameno. Una vez en el castillo, (cuya entrada valía 16,5 libras, brrrrr), arrancamos el recorrido utilizando las audioguías, unos aparatitos muy prácticos que van describiendo todo el recorrido a medida que uno avanza, utilizando un teclado numérico para indicar la zona en la cual nos encontramos. Ah, al llegar nos enteramos que la reina se encontraba en ese momento en el castillo, ya que su estandarte flameaba por sobre la torre principal (los días que no está se ve la bandera de Inglaterra, en realidad es la bandera del Reino Unido la que está en la torre cuando la reina está ausente, la que es roja, azul y blanca), pero lamentablemente no nos la cruzamos… Y lo digo en serio, porque la visita guiada pasa por muchísimos salones que son normalmente utilizados por ella para recepciones, etc, y el guía nos dijo que a veces algunos visitantes suertudos pueden verla. De todas maneras nos pareció verdaderamente impresionante, por su tamaño, su antigüedad, su lujo y su orientación geográfica, justo sobre una roca gigante, pensado especialmente para repeler ataques.

Al terminar el recorrido nos comimos unos ricos sanguchitos de panceta y verduritas varias, y nos subimos al micro justo a tiempo para arrancar hacia el segundo destino, las misteriosas piedras de Stonehenge (nos llamó la atención que casi siempre éramos los últimos en subir al micro, y eso que intentábamos realizar los recorridos lo más rápidamente posible, María sabe de lo que hablo, ya que no paré de hincharle para dejar sin mirar algunos salones porque no había tiempo; era como si los demás verdaderamente se quedaran sin ver varias cosas con tal de llegar a tiempo al micro. Obviamente, si bien el guía dejó muy en claro el horario de salida, mostrando un reloj y todo, y pidiendo por favor ceñirse a la puntualidad inglesa y no a la latinoamericana, salimos más tarde porque unos centroamericanos llegaron después de la hora señalada). Tras poco mas de 1 hora de viaje llegamos al lugar, y pagando unas 6,5 libras accedimos a la audioguía que nos ayuda durante el recorrido a esas rocas prehistóricas, de las cuales se presume tenían un rol astronómico y curativo para sus constructores, varios miles de años antes de Cristo.

Al Stonehenge, que nos tomó unos 45 minutos, el micro encaró para Oxford, la ciudad Universitaria más prestigiosa de Inglaterra. Durante el viaje el guía nos contó varias cosas acerca de la historia inglesa, como por ejemplo que la bandera británica es así porque es la combinación de las banderas de Inglaterra, Escocia e Irlanda, y el por qué el primer hijo de cada monarca británico es nombrado príncipe de Gales (al parecer, Edward Longshanks o Eduardo el Zanquilargo, según la audioguía en gallego, el malo de “Corazón Valiente”, después de añadir Escocia al reino, enfiló para Gales, y después de varias peleas arregló su anexo diciéndoles a los galeses que iban a tener un príncipe de Gales que no hablara una sola palabra de inglés, y en el momento que tuvo a su segundo hijo, ya que el primero era medio balazo {se ve también en la peli}, lo levantó y les dijo a los galeses: “Acá tienen a su Príncipe de Gales, quien no habla una sola palabra en inglés). También nos contó todas las picas que existen entre los ingleses y los demás países del reino con respecto a los deportes, ya que todos siempre quieren que pierda Inglaterra, juegue contra quien juegue (incluso contra Argentina, sí, nos contó que en el 98, cuando Argentina le ganó a Inglaterra, en Escocia se habían agotado todas las camisetas y banderas argentinas en las casas de deportes). Es muy divertido escucharlos hablar de esas cosas, y de cómo ellos mismos dicen de manera muy orgullosa que no son parte de Europa.

Bueno, una vez en Oxford, no había audioguía, ya que no hay algo en particular para ver, no es un edificio único, se trata de 39 universidades o “colleges” separados que componen la Universidad de Oxford, así que Rich, el guía, nos hizo un recorrido por los sitios que consideraba más interesantes, como algunos de los college más antiguos, la iglesia principal, la biblioteca, algunos pubs, sitios de filmación de Harry Potter, etc. Ah, otra anécdota interesante que nos contó estaba relacionada con el escudo del Príncipe de Gales, el cual consiste de 3 plumas blancas unidas por una inscripción gaélica. Al parecer uno de los primeros príncipes se lo copio a un rey Bohemio, no me acuerdo su nombre, que enfrentó al imperio británico dirigiendo el mismo a su ejército, lo cual le pareció algo muy valiente, especialmente porque dicho rey estaba ciego, pero fingía no estarlo, ayudado por un teniente, para alentar a sus soldados. Después de esa recorrida, nos dejó para que deambuláramos unos 45 minutos por la ciudad, tiempo que aprovechamos para ver algunos locales, y para tomarme una pinta de cerveza tirada en un típico pub de estudiantes de la zona, a un horario perfecto, las 16:30 (estaba lleno de gente chupando, y no eran sólo turistas).

Después de eso emprendimos la triste retirada, y en aprox una hora y media llegamos a londres. Al bajar del micro decidimos recorrer algunos barrios que nos faltaban, el barrio Chino (unas 4 cuadras llenas de restoranes y casas de homeopatía chinos, pero nada del otro mundo), Covent Garden y su mercado, donde habían músicos tocando en vivo, y nos divertimos mucho con una banda de música clásica compuesta por unos pibes que hacían cosas raras mientras tocaban, incitando de manera muy graciosa a que les compraran su cd o les dejaran propina, también recorrimos el Soho, barrio gay por excelencia en Londres, pero no mucho más que eso. Al salir del Soho pasamos nuevamente por Picadilly Circus, y entramos a comer a un Kentucky Fried Chicken, que salía lo mismo que Mc Donalds, pero la verdad nos pareció mucho más sucio.

Una vez cenados, decidimos volver al hotel, pero antes de tomar el subte recorrimos la Old Bond Street, y la New Bond Street, básicamente la misma calle, cortada por una estatua de Churchill sentado en un banco hablando con otro tipo que no pudimos descubrir quién era (habrá q buscarlo en la net) (al final, gracias al aporte de Ceci nos enteramos que era Roosevelt, y que la estatua se llama "Aliados" y fue un regalo de la asociación de comercios y tiendas de Bond Street a la ciudad De Westminster para conmemorar los 50 años de paz). Dicha calle está superpoblada por casas de indumentaria, preponderantemente femenina, de la más alta gama (Dolce gabanna, Jimmy Choo {yo tampoco la conocía, no se sientan mal}, Versasce, Gucci, etc). Al terminar el recorrido, tomamos el subte, y mediante una combinación llegamos a Paddington, la estación cercana a nuestro hotel.

Finalmente, y teniendo en cuenta que es un tema candente en Argentina, voy a hablar un poco de la tarjeta magnética que adquirimos al llegar a Londres. Lo misma se llama tarjeta Oyster, y se puede adquirir por diferentes períodos de tiempo, y también se la puede recargar cuanto se quiera. La misma funciona para tooooooodos los subtes de la ciudad (que son muuuuuuchos, y hacen los más diversos pero prácticos recorridos), y también para toooooodos los colectivos, que también son muchos. A su vez, la ciudad está dividida en 6 enormes zonas, en forma radial (creo q se dice así, pero para explicarme mejor, se trata de una especie de blanco de tiro al blanco, en el cual la zona 1 es el centro, la 2 el círculo que le sigue, etc, etc.), y uno puede adquirir su tarjeta para tener acceso a distintas zonas creo (y en eso creo q la pifiamos, porque todas las cosas más conocidas de Londres se encuentran dentro de la zona 1, y nosotros sacamos para todas, así que imagínense si será grande la red de subtes.) También hay otras tarjetas, que funcionan en hora pico unas, y en hora no pico las otras, pero ya era muy complicado. El hecho es que las sacamos una vez y nos olvidamos, ya que les pusimos bastante plata, y ya no hicimos mas colas, y además leímos por ahí que al dejar Londres, si nos sobra crédito, podemos pedir un reembolso. Ya lo veremos…

Hasta la próxima.




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