Esta página nace para complacer los deseos de mis incontables y susceptibles seguidores, quienes no podrían vivir sin sus indispensables relatos, apoyados en décadas de estudio y maestría en diversas disciplinas (bah, todas en realidad). Ellos saben que nadie como yo puede contarles, y explicarles (en un léxico a la altura de su comprensión, para lo cual tengo que rebajarme bastante) (y hasta cometo adrede algunos errores de ortografía, para que no se vean tan inferiores), cómo son las cosas en las lejanas comarcas que tengo en suerte visitar. De mas está aclarar que confían ciegamente en todo lo que les transmito, y obviamente nunca se les ocurre intentar verificarlo por la whiskypedia, opiniones de terceros, y mucho menos apelando a su decadente experiencia personal...

mayo 27, 2014

Día 24: Cassoulet de Toulouse

Oh la la, que cansancio acumulado tengo, la verdad es que estoy sacrificando mucho por ustedes, a ver si me dejan descansar un poco… por suerte no tengo muchas cosas para contar (lo que no quiere decir que lo que sí contaré no cuenta… qué gran juego de palabras, no?) (no dejo de asombrarme…)
Bua, pasó la comosiémprica mañana, en la cual sólo puedo aportar como dato nuevo e interesante la portada de un matutino local en la cual se ilustra (y se escribe, pero seguro ustedes no lo van a entender, ignorantes) a los simpatizantes de los partidos de extrema fachistoidez que lograron hacerse de las elecciones europeas.
Llegado el mediodía, semidigerida la magnífica baguette de crudo, queso de cabra, lechuga, tomate y huevo, regrese un rato a la alianza para hacer un poco de tarea y redactar el reporte del día anterior (el cual había dejado inconcluso a causa del tardío regreso), para luego adentrarme en un verdadero raid de compras, al mejor estilo Rober, paseándome tanto a pie como en bici por diversos tipos de establecimientos comerciales, arrancando por pequeñas tiendas de souvenirs, para luego continuar en una equipadísima sucursal de Decathlon (con cosas tan raras como unas bochas que pesaban una tonelada), ubicada cerca de la plaza Jean D´Arc, pasando también por una completísima casa de historietas, en la cual hasta tenían ejemplares de Mafalda y One Piece (obviamente en franchute), una enorme librería, dónde conseguí los dos gordísimos tomos de Montecristo (mierda que escribía este Dumas), para luego recaer en una accesible sucursal de ropa H & M, dónde, de a poquito, continué con mi tenue pero inexorable proceso de afrancesamiento, comprando unos pantalones entre rojo y naranja y otros celestones bien balas (obviamente bajo el control a distancia vía whatsapp de mi asesora de modas). Finalicé la sesión pasando a buscar mis anteojitos, y consiguiendo de paso la tan esperada y difícil de encontrar botellita de Jack Daniels Honey (o “onei” según lo pronuncian acá) y otros souvenirs para algunos afortunados.
De regreso en el hogar, a eso de las 1845 (si, me pasé un rataso con las compras, y de paso recorriendo la ciudad, no?), cumplí la tarea que me había encomendado Sophie de prender el horno y poner el timer para 30 minutos (ya que ella regresaría a las 19:30), y de paso aproveché para, haciendo gala de toda mi sapiencia cocineril, hacer dulce de leche casero a partir de leche condensada, con la firme idea de mostrarles a mis anfitriones franchutes cuántos pares son tres pijas (perdón, sé que es con botas el dicho, pero de mi manera es más divertido), al menos en el rubro de los dulces. Como bien lo adelanté en el título, el plato que Sophie me había pedido de finalizar era la mítica Cassoulet de Toulouse, preparada con una variedad tal de ingredientes, que no hay forma de que los recuerde todos, pero al menos haré el intento: porotos blancos, cebollas, ajos, zanahorias, tomate, salchicha de Toulouse, carne de cerdo, piel de cerdo, y confite de pato (se llama confit de canard, y es no sé qué parte del pato cocido en su propia grasa a fuego muy lento, hasta que se termina de escurrir toda la grasa… si…). Obviamente no podíamos haber bajado semejante platazo únicamente con un vino, por lo cual fueron necesarios 3 distintos, un moscato blanco para la picada (o aperó), en la cual le entramos a un salame parecido al del guiso de la noche anterior, un fuertón y añejo vinazo de la zona de Burdeos, y, para finalizar, un vinito tranca de las adyacencias del Ródano, el cual se compra en unos grandes tetras de 3, 5 o hasta 10 litros. De más está decir lo delicioso que estuvo todo (ah, me olvidé de aclarar que los comenzales fuimos Sophie, Patrick, Paul, Theo, et moi), y lo pipones que quedamos, no obstante lo cual decidimos redoblar la apuesta y continuar con una degustación de quesos (había un nuevo camembert de la reputísima madre), para luego sí pasar a los postres propiamente dicho, momento en el cual presenté mi complejísimo plato (tostadas con dulce de leche casero), el cual por suerte todos encontraron muy de su agrado, pero que igualmente no estuvo sólo, ya que lo acompañamos de frutillas con helado y un queso crema de cabra de una suavidad increíble, al cual no dudamos en maridarlo con mi exitosa confitura de leche. Ah, casi me olvido de las cerezas…

Teniendo en cuenta entonces lo enormemente calórico de nuestra nocturna ingesta, no nos quedó otra que bajar a la calle para hacer un poco de ejercicio vespertino, aprovechando de paso para darle una probadita a la nueva bici con asistencia eléctrica de Sophie, una verdadera maravilla, realmente muy recomendable, si es que algún día llega a la argentina a precios razonables (la cosa es así, tiene 3 niveles de asistencia, los cuales se activan cuando uno empieza a pedalear, haciendo que con un mínimo esfuerzo de puedan alcanzar grandes velocidades, o remontar empinadas colinas). Una vez de regreso en el depto., llegó el momento de la tisana, y luego de la triste y emotiva despedida de Patrick, a quien no volveré a ver (al menos hasta que me haga una nueva escapada por la zona), acto seguido del cual se hizo necesario que me recluyera en mis aposentos para estudiar un poquito y escribir este reporte.
Hasta mañana.





























8 comentarios:

  1. Excelente la comida y el vino. El pantalón no me pareció muy colorido, teniendo en cuenta lo que se ve por aquí. Bueno ya empiezan las despedidas, pero pensá que algún día volverás. Descansá un poco más, porque aquí te espera el trabajo. Saludos a tu otra mámá. Besoooooooooootes

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    1. Cierto, hay colores más balas, pero todavía no tengo el coraje...

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  2. Traeme un o dos latas de leche condensada. Para mi guso le faltó al tuyo un poco de cocción, tiene que ser un poquito más oscuro. Besos

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    1. Leche condensada querés?? Es igual a la de allá!
      Y es cierto, le faltó cocción... todo no se puede.

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  3. Bueno fenomenal el pantalón, faltan los anteojos. Pronto te veremos en el canal Gourmet mostrando la variedad de platos que comiste, entradas y postres. Coincido con Cristina en que falto cocción al dulce para que quede mas oscuro. Pero me imagino que para ellos será una novedad y no tienen porque saberlo, rico estaría igual. Para mí, queso de cabra no más. Lindas las fotos con el grupo anfitrion. Besos Juanpi y que lo sigas pasando tan bien. Graciela.

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  4. Sos tan personaje Jean Paul... leer esto es como estar alla, pero mejor! hasta me cayo mal el Cassoulet ...jaja! Beso!
    Mercedes

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