Esta página nace para complacer los deseos de mis incontables y susceptibles seguidores, quienes no podrían vivir sin sus indispensables relatos, apoyados en décadas de estudio y maestría en diversas disciplinas (bah, todas en realidad). Ellos saben que nadie como yo puede contarles, y explicarles (en un léxico a la altura de su comprensión, para lo cual tengo que rebajarme bastante) (y hasta cometo adrede algunos errores de ortografía, para que no se vean tan inferiores), cómo son las cosas en las lejanas comarcas que tengo en suerte visitar. De mas está aclarar que confían ciegamente en todo lo que les transmito, y obviamente nunca se les ocurre intentar verificarlo por la whiskypedia, opiniones de terceros, y mucho menos apelando a su decadente experiencia personal...

marzo 29, 2015

Día 11 – Curtura y más

Y sí, a pedido del público (gracias Grace!), vuelven los reportes. Es bueno saber que uno es querido por sus fans... igual, trataré de ser breve, no me queda mucha nafta...


Desayuno hotelero tranca mediante, arrancamos muy relajados (en cuanto a horarios) la jornada, decidiendo; después de contemplar la lenta pero persistente caída de los blancos copos de nieve desde nuestra ventana del humilde piso 16 (porque obviamente acá un piso 16 es algo bajo); que lo mejor iba a ser concentrar nuestras inquietudes en espacios cerrados, por lo cual, al salir del hotel, encaramos directo para el Museo de Arte Moderno (MoMa), afortunadamente ubicado sólo a unas pocas cuadras.
El costo de la entrada ya estaba incluído dentro de nuestro previamente adquirido NYC Pass, lo que también nos ahorraba la cola de acceso, pero no la del guardarropas, la cual, si bien fue larga y tediosa, al menos nos permitió ver el impresionante sistema automatizado que tienen para llevar y traer de nuevo lo que la gente deja.
Bueno, ejemm, en cuanto a lo allí expuesto, no soy un gran entusiasta del arte moderno, especialidad que, a decir verdad, no me he cansado de putear desde que me fue puesta en conocimiento por primera vez, en el centro Pompidou, pero bueno, el MoMa había que conocerlo, y además, debo aceptarlo, tiene algunas cosas copadas... Pero ninguna de ellas puede uno apreciarlas antes de llegar como mínimo al cuarto piso, teniendo uno que fumarse infinidad de collages que parecen hechos por niños en edad preescolar, vestidos hechos con impresoras 3d, pinturas tan simples como la de una línea vetical roja (con la explicación del artista y todo), y exposiciones de fotos fumadas de Bjork.
Por suerte, después del pijossi inicial, empiezan a aparecer cosas más interesantes; como las sopitas de Warhol, y los comics de Lichtenstein; y después ya se viene el surrealismo, cubismo, modernismo, dadaismo, impresionismo, y todos los ismos que se les ocurran; todos de artistas de primera línea, lo cual no sé si deja muy bien o muy mal parados a los de los pisos anteriores.


Habiéndoles dedicado más de 2 horas a los modernos, fue momento de volver a las calles, pero, como el frío no parecía tener ganas de despedirse, concordamos que lo mejor sería continuar con nuestro aprendizaje artístico, rumbeándonos pues hacia el (también) mundialmente famoso Museo Metropolitano de Arte (Met para los amigos); alejado a unas 30 cuadras de allí, por lo cual, después de confundirme creyendo que el celu me indicaba que debíamos ir en subte, reparé el error y logramos acceder después de un fugaz viaje en bondi (no sé si es porque hoy es sábado, pero si el tránsito es así, es mucho mejor que el subte, porque además se admira el paisaje) al barrio de Upper East Side (ya me voy ubicando en este monstruo), recorriendo un par de escasas cuadras, ya con tono mucho más residencial, hasta llegar a la monumental estructura que engloba al titánico museo.
Prevenidos ya de la imposibilidad física (y seguramente mental tb) para recorrerlo en su totalidad en un tiempo turísticamente razonable (al igual que pasa en la mayoría de estos megamuseos, como el Pérgamo, British, Prado, y ni hablar del Louvre) (que al pedo chapeo museos, si sigo siendo un ignorante del año cero, y encima habiendo garpado todas las onerosas entradas); nuestra idea fue realizar una pasadita rápida, con la idea de chusmear un poco. Bueno, esa chusmeadita nos tomó más de 4 horas, las cuales debo decir de todos modos que no fueron casi para nada desperdiciadas, con un variando repertorio que ofrece desde esculturas griegas, etruscas y del vecindario ese; objetos de culturas indígenas; una amplia muestra medieval; los cachos gigantes de templos egipcios y Babilonios (siempre me pregunto cómo mierda las habrán afanado estos HP) (lo de Pérgamo es el colmo en ese sentido); arte oriental; y, siguiendo con lo ya visto en el Moma (lo bueno), más Warhol y cia, Monet, Manet, Delacroix, Gericault, Degas, Seurat, Van Gogh, y toda la banda; coronándose la visita con la oferta del mayor gift shop que he visto en mi vida.


Ya hartos de tanta cultura, la idea fue relajarse un poco en los burdos dominios de la naturaleza, así que enfilamos para el central park (bah, el Met se ubica justo en uno de sus bordes, así que prácticamente ya estábamos ahí), el cual atravezamos por completo de este a oeste, escalada de un inesperado montecito rocoso mediante, disfrutando de la serenidad que ofrecen sus angostos senderos (además de que por suerte el frío había aflojado). Ya del lado oeste, las magníficas vistas del lago y la foto obligada al circulito de “imagine” en los strawberry fields fueron suficientes como para poner un momentáneo freno a la aventura; tomandonos un bondi frente al edificio Dakota (donde lo mataron a Lennon), que nos dejó a escasas cuadras del hotel, y del minisúper amigo que nos proveyó la cena (ah, me faltó aclarar que el tema del transporte está arreglado con una tarjeta para viajes ilimitados durante toda la semana).


Habiendo descansado un rato, y recargado la batería del celu (sin el cual creo que moriría en pocos instantes en esta ciudad (mierda que llegamos a ser dependientes de los celulares...), me mandé en subte con rumbo sur para encontrarme con Janisha, una amiga neoyorquina (a quien conocí de casualidad una noche que en la que estaba con Fer, mi gurú de bares y mixología, en la Florería Atlantico. La cita estaba pactada para las 22 en un bar llamado “The Australian”, en el cual iban a pasar la final de la copa del mundo de criquet, entre AUS y NZ (encuentro que dura 8 hs aprox), pero el lugar estaba lleno mal, y encima parece que cobraban entrada, así que, siempre siguiendo a mi guía, nos tomamos el subte hasta la calle 13, saliendo a una agitadísima zona, plagada de bares y restaurantes, ingresando por fin a un selecto establecimiento; donde nos pusimos al día en chusmeríos, y, charlamos sobre planes de viajes futuros, todo acompañado por unos deliciosos tragos (y algo de un delicioso morfi tb, que no sé bien qué diantres era, ya que estaba muy oscuro, pero carne tenía seguro).
Pasadas unas cuantas horas, llegó el momento de la despedida, seguida de la cual abordé, sin seguir la recomendación de Janisha, el primer subte que llegó, el cual, si bien afortunadamente no era el que debía tomar, sólo me dejó un par de cuadras alejado, lo que me sirvió de todos modos, además de para obligarme a trotar (lo que vino bien por el frío que hacía), para comprobar que el negocio de Apple abre las 24 hs, ya que eran más de las 2 y todavía seguía abierto.



Llegado al hotel, una breve redacción de lo últmo sucedido, y a torrar!!!


































































































4 comentarios:

  1. Walter, te habrás acordado de mi con algunos cuadros de Klimt....Gracias !!!

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  2. Juanpi habrás comprobado que los ingleses se quedaron con Grecia y los americanos con Egipto.y los alemanes con Pergamo y Babilonia Ellos dicen que fue en compensación por la construcción de la represa de Assuan. Pero se trajeron tooooodas las momias, sarcófagos, templos completos como el que fotografiaste que hasta hicieron la réplica del lugar donde estaba emplazado con río Nilo incluído y con la iluminación del sol para verlo igual que en Egipto. Hermoso el reporte y las fotos del Central Park. Imagine y el Dakota todo un símbolo. Muy bien 10!!! besos. Graciela.

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