Y
sí, a pedido del público (gracias Grace!), vuelven los reportes. Es
bueno saber que uno es querido por sus fans... igual, trataré de ser
breve, no me queda mucha nafta...
Desayuno
hotelero tranca mediante, arrancamos muy relajados (en cuanto a
horarios) la jornada, decidiendo; después de contemplar la lenta
pero persistente caída de los blancos copos de nieve desde nuestra
ventana del humilde piso 16 (porque obviamente acá un piso 16 es
algo bajo); que lo mejor iba a ser concentrar nuestras inquietudes en
espacios cerrados, por lo cual, al salir del hotel, encaramos directo
para el Museo de Arte Moderno (MoMa), afortunadamente ubicado sólo a
unas pocas cuadras.
El
costo de la entrada ya estaba incluído dentro de nuestro previamente
adquirido NYC Pass, lo que también nos ahorraba la cola de acceso,
pero no la del guardarropas, la cual, si bien fue larga y tediosa, al
menos nos permitió ver el impresionante sistema automatizado que
tienen para llevar y traer de nuevo lo que la gente deja.
Bueno,
ejemm, en cuanto a lo allí expuesto, no soy un gran entusiasta del
arte moderno, especialidad que, a decir verdad, no me he cansado de
putear desde que me fue puesta en conocimiento por primera vez, en el
centro Pompidou, pero bueno, el MoMa había que conocerlo, y además,
debo aceptarlo, tiene algunas cosas copadas... Pero ninguna de ellas
puede uno apreciarlas antes de llegar como mínimo al cuarto piso,
teniendo uno que fumarse infinidad de collages que parecen hechos por
niños en edad preescolar, vestidos hechos con impresoras 3d,
pinturas tan simples como la de una línea vetical roja (con la
explicación del artista y todo), y exposiciones de fotos fumadas de
Bjork.
Por
suerte, después del pijossi inicial, empiezan a aparecer cosas más
interesantes; como las sopitas de Warhol, y los comics de
Lichtenstein; y después ya se viene el surrealismo, cubismo,
modernismo, dadaismo, impresionismo, y todos los ismos que se les
ocurran; todos de artistas de primera línea, lo cual no sé si deja
muy bien o muy mal parados a los de los pisos anteriores.
Habiéndoles
dedicado más de 2 horas a los modernos, fue momento de volver a las
calles, pero, como el frío no parecía tener ganas de despedirse,
concordamos que lo mejor sería continuar con nuestro aprendizaje
artístico, rumbeándonos pues hacia el (también) mundialmente
famoso Museo Metropolitano de Arte (Met para los amigos); alejado a
unas 30 cuadras de allí, por lo cual, después de confundirme
creyendo que el celu me indicaba que debíamos ir en subte, reparé
el error y logramos acceder después de un fugaz viaje en bondi (no
sé si es porque hoy es sábado, pero si el tránsito es así, es
mucho mejor que el subte, porque además se admira el paisaje) al
barrio de Upper East Side (ya me voy ubicando en este monstruo),
recorriendo un par de escasas cuadras, ya con tono mucho más
residencial, hasta llegar a la monumental estructura que engloba al
titánico museo.
Prevenidos
ya de la imposibilidad física (y seguramente mental tb) para
recorrerlo en su totalidad en un tiempo turísticamente razonable (al
igual que pasa en la mayoría de estos megamuseos, como el Pérgamo,
British, Prado, y ni hablar del Louvre) (que al pedo chapeo museos,
si sigo siendo un ignorante del año cero, y encima habiendo garpado
todas las onerosas entradas); nuestra idea fue realizar una pasadita
rápida, con la idea de chusmear un poco. Bueno, esa chusmeadita nos
tomó más de 4 horas, las cuales debo decir de todos modos que no
fueron casi para nada desperdiciadas, con un variando repertorio que
ofrece desde esculturas griegas, etruscas y del vecindario ese;
objetos de culturas indígenas; una amplia muestra medieval; los
cachos gigantes de templos egipcios y Babilonios (siempre me pregunto
cómo mierda las habrán afanado estos HP) (lo de Pérgamo es el
colmo en ese sentido); arte oriental; y, siguiendo con lo ya visto en
el Moma (lo bueno), más Warhol y cia, Monet, Manet, Delacroix,
Gericault, Degas, Seurat, Van Gogh, y toda la banda; coronándose la
visita con la oferta del mayor gift shop que he visto en mi vida.
Ya
hartos de tanta cultura, la idea fue relajarse un poco en los burdos
dominios de la naturaleza, así que enfilamos para el central park
(bah, el Met se ubica justo en uno de sus bordes, así que
prácticamente ya estábamos ahí), el cual atravezamos por completo
de este a oeste, escalada de un inesperado montecito rocoso mediante,
disfrutando de la serenidad que ofrecen sus angostos senderos (además
de que por suerte el frío había aflojado). Ya del lado oeste, las
magníficas vistas del lago y la foto obligada al circulito de
“imagine” en los strawberry fields fueron suficientes como para
poner un momentáneo freno a la aventura; tomandonos un bondi frente
al edificio Dakota (donde lo mataron a Lennon), que nos dejó a
escasas cuadras del hotel, y del minisúper amigo que nos proveyó la
cena (ah, me faltó aclarar que el tema del transporte está
arreglado con una tarjeta para viajes ilimitados durante toda la
semana).
Habiendo
descansado un rato, y recargado la batería del celu (sin el cual
creo que moriría en pocos instantes en esta ciudad (mierda que
llegamos a ser dependientes de los celulares...), me mandé en subte
con rumbo sur para encontrarme con Janisha, una amiga neoyorquina (a
quien conocí de casualidad una noche que en la que estaba con Fer,
mi gurú de bares y mixología, en la Florería Atlantico. La cita
estaba pactada para las 22 en un bar llamado “The Australian”, en
el cual iban a pasar la final de la copa del mundo de criquet, entre
AUS y NZ (encuentro que dura 8 hs aprox), pero el lugar estaba lleno
mal, y encima parece que cobraban entrada, así que, siempre
siguiendo a mi guía, nos tomamos el subte hasta la calle 13,
saliendo a una agitadísima zona, plagada de bares y restaurantes,
ingresando por fin a un selecto establecimiento; donde nos pusimos al
día en chusmeríos, y, charlamos sobre planes de viajes futuros,
todo acompañado por unos deliciosos tragos (y algo de un delicioso
morfi tb, que no sé bien qué diantres era, ya que estaba muy
oscuro, pero carne tenía seguro).
Pasadas
unas cuantas horas, llegó el momento de la despedida, seguida de la
cual abordé, sin seguir la recomendación de Janisha, el primer
subte que llegó, el cual, si bien afortunadamente no era el que
debía tomar, sólo me dejó un par de cuadras alejado, lo que me
sirvió de todos modos, además de para obligarme a trotar (lo que
vino bien por el frío que hacía), para comprobar que el negocio de
Apple abre las 24 hs, ya que eran más de las 2 y todavía seguía
abierto.
Llegado
al hotel, una breve redacción de lo últmo sucedido, y a torrar!!!
Walter, te habrás acordado de mi con algunos cuadros de Klimt....Gracias !!!
ResponderEliminarTe mencionaba con cada Klimt, tía!
EliminarJuanpi habrás comprobado que los ingleses se quedaron con Grecia y los americanos con Egipto.y los alemanes con Pergamo y Babilonia Ellos dicen que fue en compensación por la construcción de la represa de Assuan. Pero se trajeron tooooodas las momias, sarcófagos, templos completos como el que fotografiaste que hasta hicieron la réplica del lugar donde estaba emplazado con río Nilo incluído y con la iluminación del sol para verlo igual que en Egipto. Hermoso el reporte y las fotos del Central Park. Imagine y el Dakota todo un símbolo. Muy bien 10!!! besos. Graciela.
ResponderEliminarTremendos Hps. Gracias Grace!
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