Esta página nace para complacer los deseos de mis incontables y susceptibles seguidores, quienes no podrían vivir sin sus indispensables relatos, apoyados en décadas de estudio y maestría en diversas disciplinas (bah, todas en realidad). Ellos saben que nadie como yo puede contarles, y explicarles (en un léxico a la altura de su comprensión, para lo cual tengo que rebajarme bastante) (y hasta cometo adrede algunos errores de ortografía, para que no se vean tan inferiores), cómo son las cosas en las lejanas comarcas que tengo en suerte visitar. De mas está aclarar que confían ciegamente en todo lo que les transmito, y obviamente nunca se les ocurre intentar verificarlo por la whiskypedia, opiniones de terceros, y mucho menos apelando a su decadente experiencia personal...

septiembre 26, 2011

Día 6: La acadé del rugby

25-09-11: La acadé del rugby

Habiendo perdido una hora a causa del corrimiento horario, arrancamos el día a eso de las 8 (hubiesen sido las 7), tomándonos con calma nuestro poderoso desayuno (en realidad yo arranqué más temprano para terminar el reporte del día anterior, porque el filipino que contraté para que nos acompañe haciendo la escritura a medida que ocurren los hechos decidió tomarse el día libre.

El día estaba frío y llovía a cántaros, así que decidimos subirnos a la camioneta para continuar el recorrido de esta pequeña y pintoresca ciudad capital (no llega a ser ni como Mar del Plata en tamaño), pasando por un original mercado hippie que se monta únicamente los fines de semana en un estacionamiento subterráneo del centro (atención entrepreneurs a esta idea), seguido por una rápida pasadita (a causa de la lluvia, que parecía molestarnos solo a nosotros, porque los locales seguían recorriendo los puestos como si nada) por el mercado del puerto, en el cual se ofrecían a la venta frutas y verduras tan coloridas como extrañas.
De allí nos fuimos nuevamente para el hotel de los pumas, donde afortunadamente pudimos encontrarnos con los susodichos en el lobby, pudiendo aprovechar para sacarnos algunas fotinhas. De este memorable encuentro, lo primero que me impresionó fue el tamaño de nuestros muchachos: son verdaderamente anoooooorrrrrrrmes. La otra particularidad que notamos fue el aire de seriedad que reinaba, casi ninguno sonreía (solo los más veteranos), hasta en un momento nos tiraron un comentario al estilo: “bueno, a ver si la cortamos con las fotitos muchachos”, por el cual la respuesta interna del Rober no se hizo esperar: “viajo 13.000 km para que me recibas así?” Luego de dicho episodio y de la partida de los pumas, que se habrían ido a entrenar, logramos también una cotizada foto con Albanese, al cual descubrimos revoloteando por el lugar.

Extremadamente conformes con la faena, decidimos que lo mejor sería continuar con el esfuerzo shopinístico, por lo cual encaramos para un outlet ubicado a las afueras de la ciudad, en el cual por primera vez conseguimos algunas cosas a precios verdaderamente accesibles, en el cual nos cruzamos con infinidad de grupos de argentinos reventando sus tarjetas de crédito, haciendo chistes sobre la situación económica del país, sumando el bocadillo “después nadie la votó…”
Con algunas bolsillas de compras retornamos al centro de Wellington, donde realizamos una parada en un modernísimo supermercado, en el cual los precios de las mercaderías eran dispuestos en carteles con display digital, y presentaban dos empleados por caja, uno para cargar y el otro para cobrar, etc. Trátandose ya de casi las 3 de la tarde, decidimos hacer una pasadita para cargar combustible en Burger fuel, donde volvimos a disfrutar de sus abundantes y baratos combos, acompañados por la original Shweppers de Lemon & Paeroa (estimamos que será una fruta local…) De allí encaramos para el único shopping careta que hemos encontrado en Nueva Zelanda, en el cual se exhibían marcas como Armani, calvin Klein, etc, y donde pude conseguir los ansiados calzones del putarraco de Carter, o los putarracos calzones de Carter (el orden de los factores no altera el producto…). Con la satisfacción del deber cumplido, realizamos el lento ascenso hasta nuestro elevado Hotel, cruzándonos fortuitamente con Ricky, Victor y Alejo, jugadores del Sanjo que también se escaparon para la copa del mundo, con quienes nos tomamos algunas fotos y charloteamos de lo bizarro de la situación, antes de seguir camino.

Una vez en la habitación, nos duchamos y alistamos para el inminente choque, lookeandonos con remeras térmicas, camisetas pumas, y la infaltable pintura celeste y blanca (quien te ha visto y quién te ve JP, vos que tenés menos patriotismo que Carlos de Alvear y Sarmiento combinados…), partiendo para el estadio con 2 horas y media de anticipación. Obviamente pegamos una nueva pasadita por el hotel de los pumas, el cual estaba que reventaba de argentinos, moviéndose al ritmo de las típicas canciones de cancha adaptadas a partidos de los pumas, ante la atónita mirada de los escasos yutas neozelandeses, que no debían entender qué carajo estaba haciendo semejante cantidad de infradotados saltando y cantando en medio de la vía pública, frente a un lobby y un micro vacíos… Allí estuvimos hasta que los jugadores se subieron al micro y partieron para el estadio, momento en el cual iniciamos la travesía, que se nos hizo mucho más corta que la realizada el viernes para el partido de los yanquis vs Australia (amenizada por cánticos no tan irritantes). Afortunadamente la lluvia nos dio una tregua durante el trayecto, lo que agradecimos fervorosamente.

Ya dentro del cilíndrico estadio, nuestra primera tarea fue colgar el nelsoniano trapo en el extremo de las gradas más cercano al punto del campo de juego en el cual se definió el partido (Walter le transmitió su magia a González Amorosino), asumiendo nuestras posiciones acto seguido, las cuales se encontraban bastante más arriba, a la izquierda de los palos para los que los pumas atacaron en el segundo tiempo. La previa que vino a continuación se nos hizo eterna, amenizada únicamente por el tema de los redondos “Yo caníbal” que sonó de fondo durante un reportaje a Felipe Contepomi transmitido por las pantallas gigantes. Paradógicamente, teniendo en cuenta que nuestras entradas las habíamos comprado en la UAR, a nuestro alrededor había pocos Argentinos, por lo cual nos tuvimos que fumar la superioridad griteril de los escoceses que nos rodeaban por los cuatro flancos. De todos modos, como habrán podido apreciar por la tele, a pesar de que los celtas eran mayoría, había una cantidad impresionante de Argentinos, principalmente ubicados en los dos costados de la cancha, generándose por momentos unos interesantes duelos musicales, en los cuales ganábamos por goleada en el campo de la originalidad, porque lo único que cantaban ellos era “Scooooooooooooooootland, Scooooooooooooooootland”.

Bueno, del partido en sí no voy a mencionar nada porque estimo lo vieron todos, al menos un resumen (el que no lo haya hecho, además de tener kétchup en las venas,  sufre un importante síndrome de ausencia de alma, y desde ya ha demostrado no ser digno de leer éstos relatos, que pase por caja para que le devuelvan el dinero…), solo puedo decirles que se vivió con los huevos en la garganta durante 80 minutos, y ya de sombrero o moño durante los últimos 4 de adición… Que manera de sufrir, no por nada la academia viste los mismos colores… Sí puedo comentar que, obviamente, al comparar el clima imperante con el vivido el viernes en Australia – USA, se puede decir que fue el día y la noche, acá la gente si vino a ver un partido de rugby, vibrando y sufriendo con cada movimiento de su equipo. Una cosa que nos sorprendió fue la caballerosidad de nuestros espectadores contrincantes, especialmente un urso gigantesco que se ubicaba delante nuestro, quien nos saludó con un apretón de manos cuando llegó, se bancó como un duque nuestros gritos desaforados luego de las maradoneanas gambetas del héroe de la noche, y finalmente se despidió con otro apretón de manos luego del pitido final, momento en el cual escapamos de nuestra escocesa ubicación para fundirnos en el alocado festejo que realizaban el resto de los hinchas argentinos. Así estuvimos un buen rato, hasta que los jugadores se fueron a los vestuarios y los kiwis amargos se pusieron la gorra y nos apagaron las luces del estadio, así que emprendimos la retirada para el centro de la ciudad, con la intención de cenar algo y esperar noticias del Beto Acosta, nuestro contacto en la Urba, quien había prometido meternos en el festejo que se desarrollaría en el hotel puma.
Nos bajamos unas interesantes pizzitas kiwis (panceta, cebolla, queso y salsa barbacoa), y a eso de la hora cero, luego de despedirnos del Rober, quien enfiló para el sobre, y habiendo recibido un triste mensajito que nos indicaba que no podríamos acceder al exclusivo festejo, encaramos con el colo para un pubcito cercano, el cual explotaba de turistas de las más diversas nacionalidades, siendo extrañamente escoceses los predominantes, quienes cantaban y bailaban al ritmo de una banda en vivo, y tan jovialmente lo hacían, que era inevitable para nosotros como mínimo el tararear las variadas melodías. La verdad, si así están cuando pierden, ni me puedo imaginar lo que será cuando ganan, son unos locos lindos de primera categoría, y, la verdad, cuando sea grande quisiera ser Escocés… En definitiva, nos tomamos unos wiskazos y unas cervezas (muy recomendable la cerveza irlandesa Murphy´s, una stout con espuma espesísima y de lo más cremosa que probé), intercambiamos diálogos ininteligibles con irlandeses/as, franceses/as, y demás nacionalidades/as (cuac…) y regresamos al hotel a eso de las 2 am, extenuados pero felices por todas las experiencias vividas en esta inolvidable jornada. Ya en el hotel recibimos otro mensaje del beto acosta, diciendo que podíamos ir a un bar céntrico a juntarnos con él, ya que posiblemente algunos pumas asistirían, pero a causa del cansancio y la incredulidad decidimos despreciar la invitación…

Ci vediamo!

PD1: Cómo se hizo esperar este reporte, apuesto a que estaban con un síndrome de abstinencia insoportable…
PD2: La otra frase está impresa en la bandera.
PD3: Cambiado el diseño del blog a pedido de los que protestaron por los colores.
PD4: El Rober es el talismán del viaje, guerra santa al que se atreva a difamarlo!
PD5: No se metan con la acadé…
PD6: Parece que se está viralizando esto del blog, no paran de aparecer lectores desconocidos. Creo que  para la próxima arrancamos con la publicidad… ¿se escuchó por ahí algo de un banner de Workstation?


















5 comentarios:

  1. Definitivamente es "LA" frase del viaje: VER PARA CREER... Camiseta argentina, cara pintada... INCREÍBLEEEEEE, JP! Jajajajajaa, quién te dice y en unos años te vemos bailando... Música boliguaya!!!!!

    Besos!

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  2. Nota Aclaratoria para JP...el nombre de la bebida lemon & paeroa viene del pueblo justamente llamado Paeroa de donde es originaria...
    es mas...deben haber pasado por ahi porque queda ahi nomas de tauranga si no recuerdo mal...

    espero que se hayan acordado de mi en el shopping... ;) jajajaj

    Besooos
    Ce

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  3. Yo creí haber visto la bandera durante el partido, pero ahora que leí que la pusieron en un extremo veo que ví lo que quise ver... También me imaginé colorados por todos lados :(

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  4. jaaa!!! es verdad " quien te ha visto y quien te ve juampi" El prox paso es la musica boliguaya!!!!!
    besosss

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  5. Por favor saca las fotos pedorras todas borroneadas. Tiran abajo el profesionalismo del resto de esta obra maestra.
    Calculo que para el 2013 estoy terminando de leer este viaje.

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