Esta página nace para complacer los deseos de mis incontables y susceptibles seguidores, quienes no podrían vivir sin sus indispensables relatos, apoyados en décadas de estudio y maestría en diversas disciplinas (bah, todas en realidad). Ellos saben que nadie como yo puede contarles, y explicarles (en un léxico a la altura de su comprensión, para lo cual tengo que rebajarme bastante) (y hasta cometo adrede algunos errores de ortografía, para que no se vean tan inferiores), cómo son las cosas en las lejanas comarcas que tengo en suerte visitar. De mas está aclarar que confían ciegamente en todo lo que les transmito, y obviamente nunca se les ocurre intentar verificarlo por la whiskypedia, opiniones de terceros, y mucho menos apelando a su decadente experiencia personal...

septiembre 20, 2011

Día 1: E pur si muove

20-09-11.


Arrancamos el viaje como un equipo profesional bien consolidado, el colo y Rober me pasaron a buscar en un taxi kangoo, y desde allí partimos a ezeiza, completamente desapegados de los acompañamientos y despedidas inherentes a los viajeros recreacionales… Llegados al aeropuerto, 3 horitas antes de la partida, y ya instalados en la nueva terminal C de Aerolíneas, sobrellevamos sin mayores inconvenientes la demora de siempre de al menos una horita en que iniciara el check in, recibiendo las amables pero decididamente inútiles explicaciones del personal del aeropuerto, que no podía explicarnos por qué carajo no había ni una persona en los recibidores. Obviamente, el estar de vacaciones lo suaviza todo dándole hasta un lado jocoso al asunto, pero de todos modos no pudimos evitar imaginar que en cualquier momento nuestra situación se podía transformar en la cotidiana nota de TN en la cual los pasajeros de aerolíneas putean porque dicen que están hace 1 día esperando y nadie los atiende. Por suerte no se trataba de un paro, así que luego de la demora logramos hacer el check in sin problemas y pasar a la zona de embarque.

El objetivo primordial por el cual habíamos llegado con semejante antelación era lograr ingresar al salón de american express antes de las 00:00 hs, ya que teóricamente cerraba a esa hora, pero a causa de la demora ya se había hecho casi la 1 de la mañana cuando logramos hacer el check in. La tristeza embargó nuestros corazones pero no impidió que confiáramos en la tozuda voluntad del Rober, quién insistió en que camináramos los más de 500 metros poblados de recovecos y extrañas geometrías que separan a la terminal C de las zonas viejas del freeshop, donde se encuentra la sala de American. Gracias a su intuición llegamos al soñado lugar, el cual no solo estaba abierto, si no que además completamente vacío, por lo cual pudimos disfrutar de manera inmejorable de los snacks, gaseosas, whiskys, budines, yogures, jugos, etc, etc que allí nos ofrecieron por el solo hecho de mostrar que tenés una extención de una tarjeta american express.

Con sonrisas de oreja a oreja, emprendimos el camino de regreso, esta vez siendo testigos de situaciones tan bizarras como descubrir grupos de empleados de aerolíneas riendo mientras miraban algo en una laptop (probablemente poringa o youporn) en un pasillo olvidado por dios y por el diablo, que al enterarse de nuestra presencia, asumían la cara de pelotudo mejor estudiada de la historia… Completamos el recorrido, y abordamos sin problemas en el pequeño avioncito que nos llevaría al rugbístico destino, y, por suerte, antes que comenzara siquiera a moverse por la pista ya estábamos torrando…

Aproximadamente una hora luego del despegue, nos despertaron para cenar, tarea que cumplimos de manera casi automática y carente de estado de vigilia, y una vez concluída la faena, retornamos al placer del sueño inmediatamente, sin siquiera recordar el momento en el cual te retiran los platitos y demás despojos. Algunas horas más tarde nos despertamos (a eso de las 9 o 10 am, y pudimos deleitarnos con la asombrosa tecnología multimediática que nos ofrecía nuestro moderno avión, proyectando películas en una tele de tubo bien gastada (todo se veía cepia) de 14 pulgadas ubicada a unos 4 o 5 asientos delante nuestro, y también con un fenómeno bastante particular que ocurría a nuestro alrededor, el cual consistía en un amanecer que parecía detenido en el tiempo, ya que el sol nunca terminaba de aparecer en el rosado cielo que podíamos observar si dirigíamos la mirada hacia la parte posterior del avión. Estimo que el aeroplano se estaría moviendo casi a la misma velocidad que la de la rotación de la tierra, por lo cual el sol nunca lograba alcanzarlo. Se puede decir entonces que logramos escapar del astro rey por unas cuantas horas, ya que recién se terminó de hacer de día a eso de las 3 de la tarde, luego de que ocurriera otro fenómeno no menos extraño ni falto de belleza, que consistió en la presencia de una coloración rosada en la totalidad de las nubes que se encontraban debajo del avión, generando una sensación de irrealidad impresionante. De todos modos eso sí que duró apenas 1 minuto, y obviamente no pude sacar fotos ni filmar, así que tendrán que confiar en mi testimonio (de todos modos creo que ya sabrán que soy incapaz de mentir…).

Bue, después de la noche más larga que me tocó vivir, a causa de la prolongadísima demora en la salida del sol, finalmente llegamos a nuestro destino, no sin antes atravesar la mágica línea del tiempo (o de la fecha, porque decía date line en la pantallita pedorreta con definición de commodore 64 del avión) (pensar que yo creía que iban a haber pantallas individuales para cada pasajero, con touch screen para elegir entre capítulos de seinfeld, friends, big bang theory, etc…), evento que genera el inmediato salto en el tiempo desde un gmt – 9 horas a un + 15 horas, lo que implicó pasar del lunes 19 a las 16 horas al martes 20 a las 7.

Una vez aterrizados, luego de pasar por la burocracia de migraciones, escoltados por gigantescos guardias (tanto maoríes como anglosímiles), nos subimos a la van que nos llevó a encontrarnos con nuestra flamante Honda CRV con volante a la derecha, quién será una compañía inseparable durante la totalidad de nuestra travesía por estas lejanas tierras. El colo fue el primer valiente en aceptar el desafío de conducir en contra de las reglas de Dios, tarea que cumplió a la perfección, salvo por una ligera tendencia a morder las marcas de la ruta ubicadas a la izquierda, depositándonos sanos y salvos en el estacionamiento del hotel ubicado en pleno microcentro de Auckland, ciudad más poblada del país (creo q supera el millón de habitantes, mientras que en todo el país no hay mucho más que 4 millones). Pasando a la descripción de la ciudad, es indispensable citar inicialmente que todo acá parece una maqueta, ordenadita y recién pintadita, sin un solo bache, papel en el piso, sin grafitis ni rayones, con las casitas prolijitas y el pasto bien verde y cortito. En los prolongados suburbios no hay edificaciones que superen los 2 pisos, y, ya en plena ciudad, sacando el puñado de edificios altos que componen la city, el resto son de 3, 4 o 5 pisos. Uno no puede evitar preguntarse cómo carajo hacen estos tipos para llegar a este nivel de vida, dado que no tienen industrias ni nada que se le parezca (salvo la venta de suero fetal bovino para biotecnología), pero el caso es que da gusto moverse por un entorno tan cuidado y amigable, donde está pintada hasta la última línea del piso, y los semáforos se comunican con uno mediante sonidos tipo los de Arturito (r2d2 para los nerds)…

Dejamos los bolsos y salimos a pasear un rato a pata, pasando antes a desayunar algo en un starbukcs, para luego subir a la famosa skytower, gigante de más de 220 metros (ubicada a una cuadra del hotel) , desde la cual algunos enfermos mentales se tiran al vacío atados con un par de soguitas. Una vez que estuvimos en uno de los niveles superiores de la torre pudimos comprobar la potencia del viento (en este lugar se podría bien aplicar la frase del Bambino “acá nace el viento”) que reina por estos lares, ya que tuvieron que prohibir la subida al último piso porque la torre se estaba tambaleando mucho… (a propósito, 5 minutos antes de enterarnos de eso les realicé a los muchachos el comentario “como se está moviendo esta mierda”, obteniendo por única respuesta dos un “que se va a mover” dicho con cara de “sos un cagón”, pero, como le pasó a otro genio incomprendido, Galileo, a la larga tuvieron que reconocer sus osados errores (no notarlo y dudar de mi), y todos nos bajamos de la estructura con un buen mareíto causado por la oscilación ya imposible de ser ignorada.

Nuevamente con los pies sobre la tierra, decidimos comenzar un recorrido a pie de la zona portuaria, a la cual llegamos sin mayores contratiempos luego de recorrer no muchas cuadras con el orden maquetístico que caracteriza a ésta ciudad. A propósito de eso, si esta es la ciudad más grande, no puedo imaginarme lo que serán las otras, ya que, no solo verdaderamente posee muy pocas edificaciones de más de 10 pisos, si no que casi no hay tránsito (ni vehicular ni peatonal) en sus angostas y casi exclusivamente doblemánicas calles. Ah, saliendo de tema también es interesante aclarar cómo estos tipos mantienen el mismo principio que aplica en los países del primer mundo referido a que los trabajos más molestos sean realizados por las clases inferiores (basándonos en la pirámide descripta por Johann Friederich Blumenbach), ya que hasta el momento sólo fuimos atendidos o por asiáticos de nacionalidad indefinida, y por mujeres, que realizan tareas casi que para nosotros serían casi exclusivamente masculinas, como botones o bus driver. Al parecer no debe haber muchos negros acá… Bue, siguiendo con el relato, llegamos a una especie de puerto madero mejorado, flanqueado por yates de puta madre flotando en aguas de un inexplicable y límpido verdor, el cual recorrimos maravillados, pasando por incontables puentecitos y zonas de restoranes bien careta, hasta toparnos con nuestro objetivo oculto, el fish Marquet de Auckland, una pequeña estructura donde, además de restorancitos más accesibles, también hay pescaderías, exhibiendo ejemplares rarísimos (al menos para mí), como barracudas, unos bichitos que tenían un pico puntiagudo tipo picaflor, y un pez llamado Dory, que tenía la misma forma que el personaje femenino olvidadizo de “Buscando a Nemo”… Decidimos adquirir unos pescados ahumados para almorzar, por lo que encaramos para un puestito con una variedad de oferta impresionante, atendido por una china (o símil) que nos iba dando de probar cada pescado que le señalábamos para ayudarnos a decidir, como si estuviésemos en una heladería. Terminamos comprando Atún rojo, Pez luna y otro que se llamaba Boby o algo así, aumados todos, totalizando un kilo entre los 3. Además de barata y deliciosa, nuestra selección probó ser harto abundante, porque no pudimos comernos ni la mitad, así que guardamos las sobras e iniciamos el regreso a nuestro céntrico hotel, donde pudimos depositar la preciada carga en la heladerita de la habitación, para poder ser consumida con posterioridad.
Salimos luego a recorrer zonas más lejanas con la camioneta, ésta vez con mis manos al volante, y debo decir que si bien estuve un poco nervioso al principio, uno se acostumbra rápido a la joda de manejar por el otro carril. Obviamente ayuda muchísimo el hecho de tener caja automática (ni me quiero imaginar lo que sería tirar cambios con la zurda), por lo cual la mayor complejidad que hasta ahora venimos teniendo está en el tema de los guiños, ya que cada vez que queremos doblar a la izquierda activamos el limpiaparabrisas en velocidad 1, y a la derecha en velocidad 2… (podrían haber dejado sin cambios esa palanca, que les costaba a estos ingleses contreros de mierda). El primer objetivo fue el monte Eden, un volcancito inactivo ubicado a pocos kilómetros del centro, desde cuya ventosa cima puede apreciarse con claridad toda la fisonomía de la metropoli, y se tiene una vista cercana del Eden Park, el principal estadio del país (es más feo que la vieja cancha del rojo, y eso es mucho decir) donde se jugó el partido inaugural y se jugará la final). 

Descendimos por los mismos sinuosos caminos que habíamos utilizado para subir, y nos adentramos en un cuidadísimo barrio, al estilo de las zonas caretas de pilar o tigre, cuyas veredas estaban pobladas de escolares movilizándose graciosamente en monopatines, con el objetivo de encontrar el sitio en el cual el equipo francés estaba realizando una práctica a puertas abiertas. Por suerte lo encontramos sin dar muchas vueltas ni preguntar mucho (acá es necesario hacer la aclaración de que nosotros somos bien machos y no usamos GPS, y además tampoco teníamos mapa…). Una vez en el lugar, que no era más que un clubcito de la zona, nos sorprendimos con lo familiar del asunto, era una canchita sin ningún tipo de tribuna, al borde la cual había un no muy numeroso grupo de franceses chusmeando, mientras, los jugadores realizaban ejercicios recreacionales boludísimos (tipo tocata neozelandesa) apenas a pasos de distancia, todo ambientado con música careta tipo lounge de fondo, y hasta había una especie de animador (pobre, le puso unos huevos bárbaros el tipo, pero los franchutes no le daban ni la hora a los chistes que hacía, probablemente porque odian a todos los que hablan inglés…). Bueno, la verdad que fue una experiencia buenísima, coronada por la foto que nos sacamos con Quesada, un tipo que si ya admiraba antes, ahora, que vi en que consiste su laburo, es uno de mis máximos ídolos (una fiera, entrenador de patadas, no hacía un joraca, se quedaba al costado haciendo jueguito, se iba a la otra punta, sólo una vez tiró una pelota a cargar en una salida para que los wines practicaran recepción).

Bue, luego de merendar en un mc café, y de pasar por un super para realizar algunas compras para la cena y el desayuno (que lindo que es ir al supermercado en otros países), regresamos al hotel ayudados en la orientación por el punto de referencia ineludible de la sky tower, y decidimos realizar otra caminata antes de volver a cenar. Pasamos por varios locales mundialistas con artículos irrisoriamente caros (las camisetas de rugby están a casi 800 pesos…), vimos por enésima vez las gigantografías de Dan Carter en pelotas, vendiendo calzones a lo “tanque Pavone” (ya me convenció, no me voy de NZ sin los calzones de Carter) (a propósito, es el único all black que usan para publicitar, está hasta en la sopa, mientras que apenas vimos a Richie McCow en una afeitadora, y a Lomu en unos cereales pedorros) y de casualidad encontramos la fan zone o algo así, una especie de tecnópolis dedicada al mundial, con bares temáticos y pantallas gigantes por doquier, que en ese momento proyectaban el inminente inicio del partido entre Italia y Russia. Nos despedimos no sin antes darle una oportunidad a un simulador de patada a los palos en el cual le demostramos a unos kiwis muertos de hambre como se patea con displicencia (al estilo Gurruchaga), retirándonos con 100 % de efectividad. Una vez en la habitación, cenamos lo que sobraba de los pescados ahumados en sanguchitos (tampoco pudimos termiarlos del todo, quedarán para el desayuno…) mientras mirábamos el mencionado partido por la tele, y nos dispusimos a descansar después de una jornada de incalculables horas de vigilia (con los cambios horarios realmente no sé hace cuantas horas estoy despierto, descontando las pocas que dormí en el avión).

Ta mañana.

PD: comencé a escribir este reporte ayer a las 10 pm, y me dormí al toque, pero el milagro de los husos horarios hizo q me desvelara a las 4 am (yo solo, x q los miranda siguen de largo por gracia de la farmacología), momento en el cual acabo de completarlo.



















12 comentarios:

  1. El Rober es lo más grande del mundo...
    Abrazo a los tres.

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  2. Buenisimo el reporte del primer dia que parecio como 3 dias. Juampi fijate si podes cambiar el color de fondo, es matador para leer.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Jp espero mas reportes!!! Y te lo digo con todas letras te envidio demasiado a vos y al colo por este viaje

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  5. Genial !! Me reí mucho !!
    A seguir disfrutando. Besos

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  6. Una locura tristonio, hasta siento el olor a pescado frito, pero eso si, pero eso si, almuerzo ok, cena bueno, ahora si le entraron al pescardi con ensalardi en el desayuno son unos....... Los banco igual.
    RINO
    comando 4 naciones NZ 2012
    (Primer anotado)

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  7. grande JP !! muy buenoooo
    la prox por favor mas explicaciones para los q no entendemos de Rugby.. quien es Quesada ?? jejeje

    bessssooooooooooo

    ( asqueroso como podes desayunar pescadoooo )

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  8. Ehhhhh, muy bueno!!!!!
    Y viene con fotos, mi pedido fué escuchado!!!!
    Un beso, Charo

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  9. juampi!!! q buen viaje!!!!! me alegro mucho!
    beso grande!!!

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  10. Cómo manda mail la gente que usa MuloBerry® por Dió....

    Mubueno el post.

    Abrazo a todos

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  11. Muy bueno el mail primoo !!! Y a vos emi comprate una BB !!

    Un abrazo

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  12. Hola Juancho!!!!!!......muy prolijo y detallado.....y veo que en este viaje se impondrá la fishdiet.......y esta vez te perdono el cepia.....por acá ayer hubo tenis time en cirse, revancha con gay de Vicente López y Planes......6-4 6-1 6-0 para mantener el prestigio siempre en alto.......a ver si esos pumagueis me imitan el domingo...... abrazo para todos y de acuerdo 100 % con el curro de Quesada.....un phénomène....

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